El ácido acetilsalicílico (aspirina) es un inhibidor prototípico de la ciclooxigenasa (COX). Se sintetizó por casualidad a partir de un compuesto natural, es decir, ácido salicílico, con actividad analgésica conocida. Esta modificación química, obtenida por primera vez en un entorno industrial en 1897, dotó a la aspirina de la capacidad única de acetilar e inactivar permanentemente las COX-isoenzimas., Los antiinflamatorios no esteroideos tradicionales (tNSAIDs) se desarrollaron para imitar los efectos farmacológicos de la aspirina, utilizando modelos experimentales de dolor e inflamación sensibles a la aspirina como plantilla para la detección de nuevas entidades químicas. Entre los tNSAIDs, algunos estaban dotados de COX – selectividad moderada (por ejemplo, diclofenaco), pero no se realizaron estudios de tamaño y duración suficientes para mostrar ninguna diferencia clínicamente relevante entre los diferentes miembros de la clase., Del mismo modo, no se hicieron intentos serios de desentrañar los mecanismos involucrados en los efectos terapéuticos y tóxicos compartidos de tNSAIDs hasta el descubrimiento de COX-2. Esto llevó a caracterizar sus principales efectos terapéuticos como dependientes de la COX-2 y su toxicidad gastrointestinal (GI) como dependientes de la COX-1, y proporcionó una justificación para desarrollar una nueva clase de inhibidores selectivos de la COX-2, los coxib. Esta revisión discutirá la farmacología clínica de tNSAIDs y coxibs, y las lecturas clínicas de la inhibición de la COX-isozima., Este artículo forma parte de un número especial titulado «oxygenated metabolism of PUFA: analysis and biological relevance.”